Pequeños monstruos cachondos: El monstruo de las galletas o de cuetara al nabo

El mundo está lleno de criaturas entrañables. Aquí, hablamos de monstruos y de amor, casi siempre combinado, y pocos candidatos encontraremos tan afines a ambas palabras como puede ser el Monstruo de las Galletas, el cookie monster, en un burdo intento de ganar más visitas de google.

¿Por qué le queremos tanto?

Primero, porque no hay muchas criaturas que albergan en nuestros corazones que no sean de color azul, y este numero sufre una seria merma si descontamos las que tengan relación con Jim Henson. Segundo, porque la locura afable y glotona del colega Triki, sus ojos modelo uno-a-cuenca-y-otro-a-vizcaya, su espurreo galletil por la comisura, sus dedos peludos y su habla a lo cavernícola rompen cualquier barrera emocional y roban una ración de cariño tremenda hasta en los adultos mas gruñones.

A parte de enseñarnos montones de cosas, en el sentido más literal pero menos bíblico de la expresión, nos ha dejado imágenes para el recuerdo a los de mi generación, como el conducir un tren a través de la montaña, comerse algunas de las vocales, entradillas en batín y pipa bajo la identidad de "Alistair Cookie", jujanearle galletas a sus colegas del barrio sésamo con burdos trucos, mostrarnos como son el cuadrado o el triángulo, darnos clases de medicina sobre la cocomongofobia... En fin, todo un carácter.

Pues si, queridos lectores, por si alguien duda de que es un monstruo de los de verdad, recuerden los ritos de invocación de candyman o bitelchus, que si repites su nombre varias veces suceden cosas terribles. Nuestro monstruo no podía ser menos, ya que si dices su nombre dos veces seguidas frente a una niña pija y añades delante del sufijo "¿hacemos el...?", si ella es lo suficientemente cursi y guarrilla puede que esa noche hagas magia.

Ay, el amor, que bonito, todo gracias a otro de esos monstruos cachondos. Una lastima que hayan descubierto las galletas que nunca podrá comerse por indigestas. Quizá por eso le convirtieron en vegetariano.

Buenas noches y saquen a pasear sus crucifijos.